jueves, 18 de abril de 2013

El estudio de Seralini reaviva la polémica de los transgénicos

Fotos de las ratas del estudio, de izquierda a derecha: rata alimentada con maíz transgénico NK603; rata alimentada con maíz transgénico NK603 tratado con Roundup; rata alimentada con maíz no transgénico tratado con Roundup.

En septiembre del año 2012, Gilles-Eric Seralini, profesor de la Universidad de Caen, publicó un estudio que demostraba el impacto nocivo de los transgénicos sobre la salud. El estudio de este científico francés consistió en alimentar durante dos años a doscientas ratas de cuatro maneras distintas: un grupo alimentado con maíz normal, un grupo alimentado únicamente con maíz transgénico NK603; otro con maíz transgénico NK603 tratado con Roundup –un herbicida compuesto por glifosato que mata a todos los organismos excepto a las plantas transgénicas diseñadas para soportar sus efectos-, y un último grupo, con maíz no modificado genéticamente tratado con Roundup. Los resultados fueron escalofriantes: ratas con tumores del tamaño de pelotas de ping-pong.

A partir de entonces, comenzó una batalla campal entre dos bandos: los detractores de los transgénicos, que apoyan el estudio de Seralini; y los que defienden el uso de estos productos, apoyados por el grupo estadounidense Monsanto ‒propietario del maíz NK603 y del herbicida empleados en el estudio de Seralini.

El 28 de noviembre, la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria anunció su rechazo hacia el estudio por considerar que carecía de datos fidedignos. Científicos de todo el mundo emitieron un comunicado con los aspectos criticables del procedimiento que siguió Seralini: la fragilidad de las ratas de laboratorio ‒de la especie Sprague-Dawley‒ ya que son propensas al desarrollo de tumores y el reducido número de ratas utilizadas en el estudio, insuficiente ‒según los científicos detractores‒ para hacer un correcto análisis estadístico son algunos de los argumentos que utilizaron en su contra. Seralini contestó a las críticas pero este documento también fue invalidado.

Según Ignacio Escartín, miembro de Aragón Sin Transgénicos, el estudio de Seralini es el único estudio sobre el efecto de los transgénicos realizado a largo plazo ‒dos años, que representa la esperanza de vida de las ratas. Por esta razón, según Escartín, deberían tenerse en cuenta las conclusiones a las que llega Seralini. “Los estudios que se realizan sobre los transgénicos para comprobar si se pueden sacar al mercado duran entre tres y seis meses”, explica David Herrero, miembro de Aragón Sin Transgénicos.

1 comentario:

  1. Desde luego algo manipulado genéticamente en un laboratorio no puede ser bueno. Si cada vez hay más casos de cáncer, en personas más jóvenes, tiene que ser por algo... Y lo de estos ratones nos puede pasar en cualquier momento. ¡Basta de transgénicos! Nuestro cuerpo solo asimilará bien con un 100% de seguridad lo que sea natural. Los beneficios no lo son todo, aunque a la vista está que hay muchos a los que la vida humana no importa lo más mínimo...

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